viernes, 10 de abril de 2009

Vuelta a la carga


Tenía serias dudas sobre la carrera, tras el problema con la espalda podía hacer unos kilómetros y abandonar, o andar y correr y terminar…En estas carreras con 25.000 participantes te puedes permitir ritmos que en Badajoz suponen coche escoba o lo que es peor, descalificación. Animada por Manuel, que decidió acompañarme, salí con el propósito de realizar el recorrido andando y corriendo, yo marcaría el ritmo. ¿Cómo podía negarme, con lo que me gusta mandar?

Bien temprano nos dirigimos a la imponente Berliner Dom, punto de encuentro de la expedición pacense, divertido momento que inmortalizó el periodista del Berliner Morgenpost en el reportaje especial que publicó al día siguiente la prensa berlinesa, bonito recuerdo.

Empieza la carrera; os aseguro que es la media maratón más bonita, llana y fácil que he corrido hasta el momento. A pesar del número de participantes, en ningún momento he tenido sensación de multitud ni desconcierto, la organización muy eficaz, y el respeto de los corredores en cuanto a su colocación en los puntos de salida correspondientes, admirable. En primera fila del cajón D, muy cómodos, empezamos a correr muy despacio. Manuel es un perfecto compañero de carrera, sabe correr a 7´km y a 4´km con precisión de cronómetro; sin darme apenas cuenta estamos en el Km 11. Carmen, ¿No quieres andar?, me pregunta. No, voy bien así, mientras mi espalda no diga nada prefiero, aunque sea despacio, correr.

En el Km 13 nos alcanzan Newville, y Jose María, camino de la Gedendhalle, una muestra más de lo bárbaros que somos cuando nos da por guerrear, acompañándonos hasta la meta entre risas y fotos. Mis ojos, abiertos como platos, impresionados por el recorrido lleno de contrastes, se humedecen llegando a Postdamer Platz. Frente al proyecto Sony pienso: la vida sigue…diferente, pero sigue, a pesar de todo.

No todo son rosas, ahora ya, llegando al Km 17 me pesan los brazos, claro está, no he parado de correr y no he entrenado nada esta carrera, ¿Qué más quiero?. Ahora aguantas, me digo, “desafortunadamente” ya queda poco y esto está siendo muy divertido, ahora bien, recuerda entrenar la próxima vez que quieras correr una media. La llegada a meta una auténtica fiesta, con el “Ayuntamiento Rojo” de testigo.

Después de la carrera han sido varios días para tomar el pulso a una ciudad que tiene mucho que vivir; para los amantes de la arquitectura contemporánea no tiene desperdicio, una ciudad, con un pasado…abandonada al futuro.

Con claros signos de “La sefuela” ( La se fue la juventud), hacia la media noche, caíamos como sacos de arena en la enorme cama de edredón pequeño, a merced tanto del calor como del frío…ni sábanas ni persianas…¿Cómo se puede dormir cómodo en estas condiciones?. Como dice mi amigo Newville: extrañas tu cama…“La sefuela”, te agobian las grandes masas de gente…“La sefuela”, la música alta te molesta…“La sefuela”…Si vas a Berlín y no andas como loco buscando garitos en los que vivir las horas nocturnas, te afecta “La sefuela”, está claro.

Aun así, la última noche acudimos al Flat-b, para escuchar un poco de música; la oferta es tan amplia que, para los grandes aficionados al Jazz, como Manuel, esta ciudad es un lujo. Llegamos un poco tarde, líos de calles de nombres impronunciables, por lo que nuestro gozo, en un pozo, hasta que nos dirigimos a un local justo enfrente a disfrutar de una buena botella de vino de la Toscana Italiana que me supo a gloria…un sabor tan familiar, natural, sencillo que hizo las delicias de mi paladar, hasta el momento saturado de especias, hierbas aromáticas y demás salsas con las que tan frecuentemente se empeñan en aderezar los alimentos y que te hacen beber cerveza a granel. Podría escribir horas y horas, aunque ya creo que va siendo el momento de ... Pensar en la próxima…

Las fotos