Como tocan The Hives en “We Rule The World”
WELCOME!
I KNOW THAT IT HAS BEEN A LONG TIME COMING
YOUR BOUGHT YOUR TICKETS, YOU WAITED IN LINE
YOU WERE WALKING AND NOW YOU FIND YOURSELF RUNNING
TO GET CLOSER TO THE GIANT NEON SIGN
Y así es, espere en la fila, estuve caminando unos 7 minutos hasta llegar a la línea de salida y durante 4:51:32 estuve corriendo para acercarme al gran cartel de neón que decía has llegado, este es tu segundo maratón, el maratón de la calma, el Báltico es calma, Estocolmo es calma, calidez y luz.
Jamás me había puesto en una línea de salida tan tranquila, estaba segura de que iba a disfrutar muchísimo porque podía correr, y eso ya era importante tras las dudas que un inoportuno lumbago que se instaló en mi espalda el jueves me provocó hasta la tarde antes de la carrera.
Tuve suerte, mucha suerte, tras hacer turismo durante la tarde del jueves y la mañana del viernes, este mismo día, en la feria del corredor, opté por darme un masaje que me alivió la tensión y el dolor en la espalda, la cerveza que tomé más tarde me anestesió para los restos y tras dormir como una reina en mi camarote (mecida por las olas en el barco- hotel), decidí salir a correr muy despacito…tan despacito que a poco sigo corriendo al día de hoy…, je, je, pero iba tan cómoda a ritmo de 6:30-7:00 minutos/Km., que me dejé llevar por la pereza y a disfrutar del recorrido.
El circuito, precioso, las calles, los parques, la gente, las orquestas…Son dos vueltas a un mismo circuito, la segunda algo diferente al pasar por un parque lleno de vegetación, Djurgarden.
Quizá la parte más dura del recorrido estaba en el paso por el puente de Västerbron con vistas espectaculares y los dos o tres kilómetros que le siguen, a mi parecer lo más feo del circuito, aunque lo intenten disimular con unas suecas en bikini bailando samba…la intención es buena pero…a mi me motivaba poco, la verdad sea dicha…quizá algún sueco rumboso hubiera cambiado mi opinión al respecto.
La llegada al estadio, emocionante, no estaba lleno, el público se concentra en los últimos kilómetros, es más, los acompañantes pueden acceder a varios puntos del recorrido fácilmente, pero la gente que había dentro animaba mucho, los corredores tras pasar la línea de meta eran orientados hacia la zona de duchas y guardarropa, el mismo lugar en el que se celebró la Pasta Party y fue la salida, a unos pocos metros del estadio, lugar más espacioso y en que podías reencontrarte con tu grupo. Allí estaba fenómeno que me estuvo esperando estoicamente casi una hora y media, se le iluminó la cara cuando me vio, me hice de rogar, es cierto, me envolvió la calma…
Hay que ir a este maratón, creo que la organización es muy buena, atenta con el corredor y en el que se vuelcan la ciudad (es un fabuloso detalle que el transporte público sea gratuito el día anterior y el mismo día de la prueba) y sus habitantes, que son especialmente simpáticos, educados, amables y estilosos. Los suecos se gustan, y les gusta que el visitante se sienta cómodo y quiera volver, y por supuesto yo ya estoy buscando fecha.
Fotos
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Y así es, espere en la fila, estuve caminando unos 7 minutos hasta llegar a la línea de salida y durante 4:51:32 estuve corriendo para acercarme al gran cartel de neón que decía has llegado, este es tu segundo maratón, el maratón de la calma, el Báltico es calma, Estocolmo es calma, calidez y luz.
Jamás me había puesto en una línea de salida tan tranquila, estaba segura de que iba a disfrutar muchísimo porque podía correr, y eso ya era importante tras las dudas que un inoportuno lumbago que se instaló en mi espalda el jueves me provocó hasta la tarde antes de la carrera.
Tuve suerte, mucha suerte, tras hacer turismo durante la tarde del jueves y la mañana del viernes, este mismo día, en la feria del corredor, opté por darme un masaje que me alivió la tensión y el dolor en la espalda, la cerveza que tomé más tarde me anestesió para los restos y tras dormir como una reina en mi camarote (mecida por las olas en el barco- hotel), decidí salir a correr muy despacito…tan despacito que a poco sigo corriendo al día de hoy…, je, je, pero iba tan cómoda a ritmo de 6:30-7:00 minutos/Km., que me dejé llevar por la pereza y a disfrutar del recorrido.
El circuito, precioso, las calles, los parques, la gente, las orquestas…Son dos vueltas a un mismo circuito, la segunda algo diferente al pasar por un parque lleno de vegetación, Djurgarden.
Quizá la parte más dura del recorrido estaba en el paso por el puente de Västerbron con vistas espectaculares y los dos o tres kilómetros que le siguen, a mi parecer lo más feo del circuito, aunque lo intenten disimular con unas suecas en bikini bailando samba…la intención es buena pero…a mi me motivaba poco, la verdad sea dicha…quizá algún sueco rumboso hubiera cambiado mi opinión al respecto.
La llegada al estadio, emocionante, no estaba lleno, el público se concentra en los últimos kilómetros, es más, los acompañantes pueden acceder a varios puntos del recorrido fácilmente, pero la gente que había dentro animaba mucho, los corredores tras pasar la línea de meta eran orientados hacia la zona de duchas y guardarropa, el mismo lugar en el que se celebró la Pasta Party y fue la salida, a unos pocos metros del estadio, lugar más espacioso y en que podías reencontrarte con tu grupo. Allí estaba fenómeno que me estuvo esperando estoicamente casi una hora y media, se le iluminó la cara cuando me vio, me hice de rogar, es cierto, me envolvió la calma…
Hay que ir a este maratón, creo que la organización es muy buena, atenta con el corredor y en el que se vuelcan la ciudad (es un fabuloso detalle que el transporte público sea gratuito el día anterior y el mismo día de la prueba) y sus habitantes, que son especialmente simpáticos, educados, amables y estilosos. Los suecos se gustan, y les gusta que el visitante se sienta cómodo y quiera volver, y por supuesto yo ya estoy buscando fecha.
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1 comentario:
Enhorabuena por tu ritmo interior, por fenómeno, por tu terremoto, porque el que aguanta gana... y sobre todo por LA CALMA
UN ABRAZO
JM
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